El uso de aparcamientos subterráneos como almacenes de reparto de mercancías ya es una realidad en Barcelona. El ayuntamiento ha implantado una normativa en este sentido que persigue un doble objetivo: da nuevos usos a unos aparcamientos que ya no tienen tanta demanda como antes y permite retirar de la vía pública una parte de las furgonetas diariamente y en elevado número reparten paquetes estacionando en segunda y tercera fila en muchas calles.
La nueva función de estos aparcamientos, conocidos como hubs de movilidad, pretende que el concepto de “última milla sostenible” sea una realidad y no una simple declaración de intenciones. Y es que la carga depositada en estos nuevos almacenes está pensada para que sea repartida por vehículos pequeños y limpios, como bicicletas. De esta forma, se contribuiría de manera activa a la reducción de las emisiones contaminantes en el centro de los grandes núcleos urbanos. También es una solución para repartir paquetes en áreas de difícil acceso o con restricciones de paso, una situación esta última que en ciudades como Barcelona es cada vez más habitual.
La iniciativa, por otro lado, recoge la tendencia cada vez más extendida de disponer de microhubs en las ciudades y núcleos urbanos para evitar el constante trasiego de furgonetas o vehículos de un cierto tonelaje repartiendo pequeños paquetes cuando lo pueden hacer transportes menos contaminantes o que sea el propio usuario el que se desplace andando a diferentes puntos de recogida.