La logística inversa, entendida como el retorno de las materias primas y/o productos desde el consumidor hasta el fabricante de origen, en ocasiones para su reciclaje, está adquiriendo un papel cada vez más determinante dentro de la cadena de suministro.
La logística inversa facilita la correcta gestión de los residuos y desechos. Este proceso permite alargar la vida útil de los productos, permitiendo reutilizarlos una y otra vez. Recuperar el valor económico de los productos en desuso y darles un nuevo ciclo de vida (ya sea reparándolos, restaurándolos, refabricándolos o reciclándolos), es clave para aligerar el impacto ecológico de la industria. Por ello, la logística inversa es un proceso cada vez más extendido en el mundo empresarial. Y no solo por la mejora medioambiental que supone, sino también por las nuevas oportunidades de negocio que genera esta nueva vuelta a la vida de los productos desechados.
La logística inversa engloba todas aquellas acciones destinadas a transportar las materias y/o productos desde el consumidor hasta el fabricante, ya sea por devolución o por recogida de residuos. Existen por tanto dos tipos de logística inversa:
El auge del comercio electrónico y la omnicanalidad han supuesto un gran impulso para la logística inversa y ha obligado a las empresas a actualizar su estrategia de negocio para hacer frente al incremento de retornos que sufren sus inventarios con las devoluciones. A menudo, son los propios clientes que compran artículos por internet los que devuelven directamente sus productos por diversos motivos, ya sea porque están insatisfechos con la mercancía adquirida, porque el producto no es lo que esperaban, porque está defectuoso o porque tiene alguna tara.
Otras veces no es el cliente quién activa la logística inversa, sino otros motivos como excesos de stock que deben regresar al almacén, o el inventario estacional, es decir, productos que tiene salida únicamente en momentos específicos del calendario (Navidad, rebajas, black friday, etc.).
En cualquier caso, las devoluciones implican siempre un transporte y requieren tiempo y espacio en los almacenes para revisar y clasificar la mercancía recibida. En función de su estado, se determina si el artículo se puede comercializar de nuevo o precisa alguna reparación o reacondicionamiento para su nuevo lanzamiento.