Uno de los eslabones más importantes de la logística es el transporte de mercancías y carga. Hay que tener en cuenta que el 75 % del transporte de mercancías en Europa se realiza por carretera. Además de las emisiones contaminantes que ello supone, en muchas ocasiones los camiones retornan al punto de origen sin carga. Una situación con unos elevados costes ambientales y económicos
Para evitar esta realidad tan insostenible e ineficiente, existen soluciones que algunas empresas han empezado a aplicar y que se engloban dentro de la logística inversa, una de las grandes apuestas del sector para afrontar un futuro más acorde con las necesidades de eficiencia y sostenibilidad. Una de ellas es el denominado backhaul que se basa en evitar que el vehículo viaje de vacío en el viaje de vuelta. De esta forma, se planifica una ruta en base a los proveedores que deseen aprovechar el espacio de vuelta para su carga. Este proceso, además de ahorrar, costes, tiempo y dinero, permite reducir la huella de carbono y abrir nuevas vías de negocio.
El backhauling es una práctica común en proveedores logísticos experimentados con la suficiente infraestructura y tecnología para realizar y programar esta necesaria planificación de viajes.
Sin embargo, su implantación no es sencilla y precisa de herramientas tecnológicas de conexión y monitorización de camiones y paquetes, y el trazado preciso de las rutas. Así, las rutas deben estar pensadas al detalle y, por ejemplo, si se planifica una ruta de entrega hay que ver qué proveedores se encuentran cerca de la descarga para que, sin desviarse mucho, el camión haga el viaje de regreso pasando por puntos de recogida -entrega cuadrando con cada proveedor la carga que desea retornar.