La logística, el transporte y la distribución están siendo claves en la crisis sanitaria del Covid-19 y también lo serán probablemente en la recuperación económica. El sector ha sido uno de los principales pilares para garantizar el abastecimiento a todos los ciudadanos durante esta crisis sanitaria, sobre todo asegurando el suministro de artículos esenciales a los supermercados y aprovisionar a las farmacias.
Pero, aunque todavía es pronto para evaluar el impacto real, no cabe duda que el cierre de comercios y el parón de la actividad industrial y económica ha tenido un efecto considerable sobre el sector. La actividad logística se ha reducido de forma generalizada debido al cierre de comercios no esenciales, a las limitaciones de movilidad vigentes y al cambio en los hábitos de consumo.
El impacto sobre las cadenas de suministro ha sido, sin embargo, desigual ya que, mientras que el comercio electrónico ha crecido considerablemente, sectores como la automoción, el textil o los servicios a la hostelería han reducido su actividad drásticamente.
Por otra parte, según datos de la patronal logística UNO, la gran mayoría de las empresas no han podido suplir la caída de la actividad logística en general con el aumento del comercio electrónico y a las pocas que han podido hacerlo no les sale a cuenta, pues la venta online se caracteriza por pedidos unitarios, lo cual es mucho menos eficiente y mucho más caro operativamente que el suministro a establecimientos, que es de grandes volúmenes y permite una mejor optimización.
La pandemia ha roto por completo las redes logísticas mundiales. Durante este periodo, muchas cadenas de producción se han parado por falta de componentes o materias primas debido a las limitaciones de movilidad y transporte impuestas por el confinamiento y el estado de alarma.
¿Cómo afrontará el sector los próximos meses y años? Según los expertos, la pandemia acelerará algunas de las transformaciones pendientes del sector, especialmente en materia de digitalización, y sobre todo en el ámbito de la gestión de almacenes, donde se concentra la mayor parte de la plantilla y en el transporte del sector.
La crisis del Covid-19 también ha puesto en evidencia que la necesidad de mejorar la eficiencia es un objetivo inaplazable. Estamos hablando de la eficiencia empleando big data, blockchain e Internet de las Cosas, es decir la industria 4.0, una nueva era en la que estas tecnologías permitirán poder reaccionar más rápido y ajustar las operaciones a la demanda de la forma más flexible posible.
En definitiva, viene una década compleja pero que ofrecerá buenas oportunidades a las empresas gestionadas con rapidez, tecnología, capacidad internacional y apoyo financiero.