La pandemia, la crisis de suministros causada por el conflicto de Ucrania, la inflación, la volatilidad de los mercados, el cambio climático…. Desde hace ya unos años estamos instalados en un contexto de incertidumbre. Todo un cúmulo de factores que están acelerando los procesos de transformación tecnológica de muchos sectores para adaptarse a este esta situación tan cambiante. Un fenómeno que se está viviendo con intensidad en el sector de la logística.
La logística ha sido capaz de digitalizarse en un tiempo récord entroncando con el despegue de la industria 4.0 digitalizada y automatizada, un aspecto clave para reducir los cuellos de botella en la cadena de suministro. Y es que la necesidad de estar más cerca del consumidor tanto desde el punto de vista de la producción como el de la distribución demandan de cadenas de suministros más cortas, más eficientes y con menor impacto ambiental. Una demanda a la que la tecnología y la digitalización deben dar respuesta.
En esta nueva ecuación de una logística más descentralizada, cercana y ágil también tiene mucho que decir la intermodalidad de medios y plataformas de transporte, que permita que una carga pase de un barco a un tren y de un tren a un camión de forma fluida.